jueves, 25 de octubre de 2007

Pluralismo de la formación docente - Por Fernando Hernández López

La docencia es la profesión de mayor compromiso con la cultura universal, con la sociedad y el progreso de la humanidad, sobre todo cuando se trata de vislumbrar su función bajo el diseño prospectivo del progreso educativo, que mira al futuro con el ánimo de superar las contingenias y participar en los proyectos civilzadores de nuestro exigente tiempo.
La formación docente, bajo esta perspectiva, requiere entonces de una preparación global de adecuaciones sobre el actual conocimiento de la ciencia y el avance tecnológico de los sistemas computacionales, sin omitir desde luego, la nutriente experiencia del pasado histórico y el acercamiento a la realidad viviente del ser humano (por su naturaleza y poderes corporales y cognitivos multivariados), situación que obliga al currículum formal, estructurar un conjunto adosado de principios cuya dirección propicie la construcción y el fortalecimiento de una práctica docente que pregone, como oficio dominante, el ejercicio profesional de la enseñanza.
El aporte de una visión pedagógica sobre esta "construcción", redefine a su vez el sentido valoral del quehacer docente, a partir de los cambios y transformaciones sociales (políticas, economías, educación, producción, etc.) y el desafío del futuro incierto de las naciones, factores que influyen de manera decisiva, en la organización de los sistemas educativos de cualquier país y gobierno.
Bajo este panorama, es importante retomar los siguientes aspectos, si deseamos propiciar la mejor (o por lo menos, la más cercana a la ideal) formación docente entre los estudiantes que aspiran a esta noble labor.
1. Revisión y renovación de la estructura curricular, de acuerdo a la transformación sociocultural de nuestro tiempo.
2. Educación permanente, como requisito y hábito intelectual entre los maestros.
3. Reestructuración del sistema escolar, paralelo a las necesidades sociales.
4. Reflexión crítica de la práctica docente, desde la misma conciencia de los maestros, para diluir defectos y reestablecer esquermas.
5. Apeturar espacios de intervención para los docentes, para aprovehar su experiencia y alimentar los proyectos de mejoramiento profesional.
Si te parecen pocas estas referencias, agrega otras, pero lo importante es participar en ellas desde el ámbito mismo de tu labor y con el ánimo lleno de esperanzas. Recuerda, la utopia se borra en el momento que te decidas a colaborar productivamente.

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